Los amortiguadores cumplen varias funciones importantes para el confort y la seguridad a la hora de manejar, pues son los que soportan la carga del vehículo, controlan su dirección para tomar mejor las curvas, influyen en la estabilidad y en la frenada al trabajar con los neumáticos a la hora de mantener una buena adherencia, ayudan a mantener la alineación de las ruedas y absorben las irregularidades del terreno para comodidad de los pasajeros.
Los amortiguadores son el elemento principal del sistema de suspensión del vehículo y los que se usan más comúnmente son los hidráulicos, que ofrecen una fuerza creciente a medida que aumenta la velocidad del vehículo y básicamente consisten en un cilindro que tiene dentro un pistón con aceite que a su vez tiene unas válvulas y agujeros por donde pasa ese aceite.
Para comprobar el estado de nuestros amortiguadores hay una prueba muy sencilla que podemos hacer en cualquier momento y consiste en presionar fuertemente el capó haciendo fuerza hasta que baje y soltarlo, si rebota una sola vez es que no tienen ningún problema, si lo hace más veces es hora de llevarlos a revisar.
También podemos observar los amortiguadores y fijarnos si están perdiendo aceite, en este caso nos daremos cuenta porque estarán manchados y será necesario cambiarlos antes de que se averíen otras piezas del carro.
Aunque muchos piensan que su tarea principal es exclusivamente la comodidad de los pasajeros y que por este motivo no es tan necesario cambiarlos, lo cierto es que hay algunas razones realmente importantes por las que debemos hacerlo.
– Mitigar el deslizamiento. En esta época de lluvias, si los amortiguadores están en buen estado nos ayudarán a reducir los efectos del deslizamiento (pérdida de tracción y control del carro al conducir sobre charcos). Si están gastados no pueden mantener las ruedas en el suelo y se forma una película de agua entre la llanta y el pavimento.
– Distancia de frenado. Los amortiguadores desgastados aumentan la distancia de frenado y el esfuerzo para detener el carro será mucho mayor, corriendo el riesgo de que comience a deslizarse, especialmente con el pavimento mojado.
– Desgaste de las llantas. Cuando los amortiguadores están gastados tendremos un desgaste más acelerado de las llantas y de otras piezas del sistema de suspensión; cuando los cambiamos estamos alargando la vida del neumático casi en un 20%.
– Estabilidad del carro. Cuando sentimos que nuestro carro se balancea, pierde el rumbo o se desplaza lateralmente, especialmente en curvas o cuando tenemos un viraje brusco, es muy probable que los amortiguadores tengan algún problema, ya que una de sus funciones es precisamente ayudar a mantener la estabilidad y seguridad del vehículo.
– Vibración del timón. Con unos amortiguadores en mal estado, la sujeción de las llantas a la carretera no es eficiente y se produce una vibración constante en el timón porque las ruedas están rebotando continuamente y el comportamiento del carro es inestable e impreciso.
– Iluminación del vehículo. Otros de los elementos que estarán vibrando serán las luces delanteras, iluminando el camino de forma irregular. Esto puede ser peligroso, especialmente en carretera, por la fatiga que causa en el conductor que hará que disminuya su tiempo de reacción; además ese bamboleo puede hacer que encandilemos a los automovilistas que vienen de frente.